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Vida de Lazarillo de Tormes —adaptación en verso— Carlos Blanco Sánchez Ilustraciones de Julio Veredas Vatle Edita: Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes 2018 |
El pasado 24 de enero, la Sala de la Palabra del Teatro Liceo —Salamanca— acogió la presentación de esta pequeña joya: Vida de Lazarillo de Tormes, adaptación en verso del maestro y poeta Carlos Blanco Sánchez, con maravillosas ilustraciones del dibujante Julio Veredas Vatle, en una cuidadísima edición de la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes.
Si los avatares del anónimo original fueron tales que lo convirtieron en uno de los personajes más importantes de nuestra literatura, y de Salamanca en particular, no lo son menos los de este, nacido en 2010, y que ha esperado desde entonces, pacientemente, a ver la luz que en justicia merecía. Publicar es difícil, y no entraré en las negativas que sobrellevan los autores de una obra cuando intentan "sacar della algún fruto; porque si así no fuese, muy pocos escribirían para uno solo".
Su fruto, el fruto que Carlos quería conseguir, no era económico —¿quién, hoy, puede vivir de la poesía?—, sino alcanzar que "se huelguen con ello todos los que en ella algún gusto hallaren". E incansable, con esa energía envidiable que supongo le contagian sus pequeños estudiantes, sacó a pasear al pequeño salmantino. Esta iniciativa, absolutamente maravillosa y en la que tuve la suerte de poder participar en alguna ocasión, pretendía —y lo lograba— acercar a los espectadores la figura de nuestro inmortal Lazarillo, de una forma diferente, ágil, amena y divertida: octosílabos y aires de romance de ciego, junto con la proyección de las imágenes creadas por Julio Veredas en un montaje audiovisual de Luis Gutiérrez Barrio, y coordinado por Eduardo Gutiérrez.
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Primera lectura dramatizada de la Vida de Lazarillo de Tormes, en el Ateneo de Salamanca 25 de febrero de 2011 |
El éxito de público y de críticas alentó a este pequeño viajero y, durante 2011, fueron muchos los ciudadanos salmantinos, grandes y pequeños, y más grandes que pequeños, los que disfrutaron de esta inteligente adaptación.
Escribir "solo" para niños es, quizás, la cúspide de la buena escritura. En nuestro mundo tecnológico, con la imagen y la información en la punta de los dedos de los más pequeños, engancharlos a este hábito tan saludable que es leer no es, desde luego, un "solo". Y Carlos entiende muy bien esta labor porque es maestro, además de poeta, y poeta por y para los niños, y por y para los mayores, y porque sus palabras son "tesoros que te conducirán a conseguir otro tan valioso o más que todos ellos juntos, el de la libertad", como nos recuerda Luis Gutiérrez Barrio, presidente del Ateneo de Salamanca, en su brillante prólogo de este "nuevo" Lazarillo.
Pero nunca he pensado que estos versos sean solo para niños. No. De ninguna manera.
Aunque este pícaro nació en las aulas, como un reto planteado por uno de los alumnos de Carlos, su lectura deleita a todo el mundo. A los pequeños, porque los toques de humor y los efectos "especiales" que consigue con la rima, junto con las explícitas y bellísimas imágenes de Julio Veredas, los acerca al mundo de un chico, como ellos, que supera problemas, que es listo y tierno, y que a veces se excede y sobrepasa los límites..., cargando con las consecuencias. Y a los mayores, porque esta adaptación se ciñe fielmente a los siete tratados del original, incidiendo en los aspectos fundamentales, y ofreciendo, de forma global, una obra literaria imprescindible a la que, por diversos motivos, muchos salmantinos nunca se han acercado. Este primer contacto puede ser, por qué no, el primer paso para que, como indica Luis Gutiérrez, "sin que eches en olvido éste que ahora tienes en tus manos, leas el original".
Y tengo que recomendar su lectura, por supuesto. Una lectura pausada y generosa, atendiendo a la rima que busca el efecto visual más allá de la perfección, y valorando el inmenso trabajo que se esconde detrás de cada estrofa. Salamanca tiene que acoger estos trabajos, como lo ha hecho la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes, y potenciar la creatividad de nuestros autores; y, en el caso de Carlos Blanco Sánchez y esta Vida de Lazarillo de Tormes, más aun, porque acerca a todos los públicos una de las más importantes obras de la literatura universal que tiene a Salamanca como punto de partida.